El próximo sábado, 29 de septiembre del 2012:
Como cada año, Aacav organiza su Jornada. Este año está dedicada a la Intervención y Gestión del Patrimonio Cultural. Nos acompañará D. Joan Feliu Franch.
Lugar: Salón de Actos de la Caja Rural de Vilafamés.
Hora: 11:00 de la mañana.
Organiza: Paco Grande (Asociación de Amigos del Casco Antiguo de Vilafamés- Aacav)
Colabora: CRM/Caja Rural de Vilafamés.
Organizado por AACAV, en los locales de la Caixa Rural, el pasado sábado 29 de septiembre se celebró una interesante charla/coloquio con el titulo “intervención y gestión del patrimonio cultural”. La impartió Joan Feliu Franch, que es profesor de la Universitat Jaume I; Director de Postgrado en Gestión Cultural Local; Técnico Superior en Protocolo y Comunicación Empresarial e Institucional; crítico de arte, y Director de la Asociación Cultural “Castalia Iuris”.
Ha dirigido varios proyectos de investigación y desarrollo de gestión patrimonial y desarrollo turístico en España e Iberoamérica.
Como resultado de esta labor investigadora tiene una docena de libros y ensayos publicados, entre los que podemos citar: Patrimonio cultural. Análisis de recursos y gestión turística (1998) Univ.Jaume I; Conservar el devenir, en torno al patrimonio cultural valenciano (2002) Univ.Jaume I; Apuntes básicos para la gestión cultural (2009) Castalia Luris.
Tiene artículos en revistas científicas culturales, así como innumerables ponencias y comunicaciones en congresos y seminarios sobre temas relacionados con la promoción y gestión del arte y patrimonio en general. Ha participado en mesas redondas de órganos institucionales, asociaciones vecinales y plataformas ciudadanas, sobre la defensa y divulgación del patrimonio cultural.
Entre los contratos con empresas y administración en nuestra comunidad podemos citar, el Plan estratégico turístico integrado del municipio de Burriana (2005); Plan de desarrollo turístico integrado de la zona del Mijares-Espadán (2005) Univ.Jaume I (2005) o el Parque natural de sierra Espadan; Plan director de la catedral de Segorbe (dentro del plan de catedrales); Análisis, diagnostico y estrategias para el desarrollo turístico integrado de Benasal…
Joan Feliu comenzó su exposición haciendo un breve recorrido por el concepto de “valor del Patrimonio” y su evolución a lo largo del tiempo. “Transmitir a los legales herederos”.
Como resultado de las diferentes “Cartas Internacionales” el valor que se le debe conceder hoy día a un BIC no debe ser algo que se impone desde las Instituciones como una aureola. Hay que buscar su autentico reconocimiento, que solamente se hace patente cuando la sociedad lo reconoce y se lo otorga. Por ello, tan importante como ejercer la Administración una labor de tutela y salvaguarda, debe promover la educación de los usuarios que lo han de disfrutar. Para apreciar una obra del pasado debemos reconocer en ella su “memoria” (su estética, el testimonio, la historia, la tradición que la significa…).
¿Qué queremos conservar? Conservamos para las próximas generaciones lo que tiene valor ahora para nosotros. En cada periodo de la historia hemos otorgado diferentes significados, que están en función de la ideología de su época.
¿Donde están los valores a conservar? Para conservar el valor histórico, afectivo, conmemorativo. En definitiva, el valor inmaterial (Camino de Santiago / Misterio de Elche), debemos perpetuar el inmueble, el entorno, el itinerario, el ambiente que lo materializa.
Durante muchos años el Patrimonio se ha conservado y gestionado con subvenciones. Son conocidos los “Fondos Feder” europeos para el desarrollo regional. Las ayudas de las administraciones, o el programa del 1% Cultural para mejorar el patrimonio.
Con los Fondos Feder se restauró la “nevera” de Ares. Ahora hay que ver si se gastó bien el dinero. Establecer si es sostenible la “nevera” y si ha influido en la mejora y calidad del medio.
Las ayudas europeas que se destinan al patrimonio deben rentabilizarse. Para ello se requiere de un proyecto de gestión. Hay que encontrar un “modelo” de dinamización y gestión que usufructúe, al mismo tiempo que garantice su protección y mejore la calidad del medio. Un modelo es el “desarrollo sostenible”: equilibrio entre conservación y explotación de los recursos culturales y naturales de la región, respetando siempre el territorio y la comunidad. El equilibrio es difícil, ya que los intereses son contrapuestos.
Se debe tener en cuenta la búsqueda de un equilibrio entre conservación y explotación. El auge turístico no debe conducir a “falsas culturas turísticas” por motivos económicos; se debe mantener la actividad económica tradicional, reinvirtiendo el dinero producido en fortalecer la economía de la zona; también se debe involucrar e identificar en el proyecto a los habitantes de la zona, concienciándolos de la importancia de su patrimonio, con el fin de fomentar su participación en la conservación y divulgación.
Todo proyecto de gestión e intervención en el patrimonio debe incluir no solo el edificio sino también el contexto físico y social que constituye la “unidad cinética del entorno”.
La viabilidad y desarrollo de un proyecto cultural debe regularse en primer lugar a través de un “plan director”, en donde se debe incluir un “catalogo histórico-artístico” de los muebles/inmuebles; unos “estudios previos” a través de un equipo pluridisciplinar (arqueólogo, historiador, restaurador, arquitecto, ingenieros…), el estudio y diseño de un “plan de riesgos” y la propuesta de compatibilidad de usos, con el fin de que la intervención y gestión no suponga un uso impropio y degradante para el desarrollo sostenible del edificio y su entorno. Todo ello supervisado por las administraciones que tengan la responsabilidad de su salvaguarda.
En estos momentos, con la crisis económica se han suprimido las ayudas y subvenciones para la promoción y gestión del patrimonio cultural. Hemos pasado del concepto de patrimonio como “generador de riqueza y cultura” al de puro “producto mercantilista” en manos de empresas privadas. Deben ser las administraciones, a través de los planes generales y leyes del patrimonio, las que deben vigilar y proteger nuestro patrimonio cultural.
Ante esta situación, es el momento de involucrar al pueblo, a través de “asociaciones”, para conservar, gestionar e intervenir en el patrimonio. Es tarea de las instituciones educar en los valores patrimoniales.
Si nos sentirnos orgullosos de nuestro entorno cultural podremos intervenir en el patrimonio con rigor y respeto.